domingo, 27 de octubre de 2013



Amor en estado puro


Nada me molesta más que aprovecharse de la debilidad de los seres indefensos. Y no me refiero a niños, mayores o animales. Que serían aquellos a los que consideramos como tales. Me refiero a todo aquel ser humano que en igualdad o no de condiciones es capaz de darte sus manos para que puedas comer. Sus ojos para que puedas seguir viendo cada mañana como brilla el sol. Sus piernas para que sigas caminando. Sus pulmones para que puedas respirar, sus riñones, su hígado, su médula, su sangre. Cada parte de su cuerpo que aunque sabe que no será lo mismo seguirá viviendo. Pero los hay de tal magnitud que en el último momento son capaces de darte su corazón aunque sepa que es su condena. Y tampoco me refiero a unos padres que darían la vida por sus hijos. Son esos que creen en el amor, en el de verdad sin tapujos,
 entregando, arriesgando y luchando por lo que aman. Que te quieren, con defectos, con virtudes, que te defienden y aunque los dañes no se revuelven para morderte. Perdonadme si os digo que no creo en el Amor. No en ese, pero si tengo el privilegio de conocer a alguien así. Y hoy he sentido su dolor como nunca, esperaba su rendición hace tiempo,  pero cuando estaba a punto de claudicar siempre recordaba su mirada. No sé qué demonio se adueñó de su corazón. Pero alguien así solo merece lo mismo. Hoy vi el dolor en su rostro, de otro tipo, de estos que te paralizan. Y si yo era roca hoy soy diamante. Pero también es cierto que me has enseñado que no importa lo que sientas sea lo que sea. Me has enseñado que tienes que luchar hasta que ni una sola gota de sangre corra por tus venas. Pero yo quiero enseñarte que hay que luchar, si, por lo que te haga feliz y no por aquello que pinta en tu rostro la sonrisa más amarga que he visto. Y no se merece ni tan siquiera un pelo de tu cabello para ahorcarse. Que más le valdrá cuando se despierte y vea el ser maravilloso que ha perdido…


Necedad humana.


Todos tenemos una playa a la que acudir cuando el sol calienta, un árbol bajo el que cobijarse cuando llueve. Una piedra en la que sentarnos cuando el cansancio se adueña de nuestro cuerpo. Una mano tendida a la que aferrarse cuando estamos cayendo. O al menos eso creemos. Pero la más pura verdad desde mi humilde opinión de tantas vidas que he tenido a lo largo de estos siglos, me han enseñando a observarnos y nada más lejos de la realidad. He visto la inteligencia de la raza humana, la torpeza, la desidia, la amargura, la frustración, la amargura, el dolor, el egoísmo. Los inventos de nuestra mente para engañar a unas almas tan perdidas como las de tales seres. Rozan el absurdo, la locura. La soledad es la que invade absolutamente cada célula de nuestro cuerpo. Es lo único que nos embarga sin abandonarnos jamás. Seres dependientes que necesitamos de todo eso para sobrevivir, pues eso hemos hecho desde el comienzo de la vida. Nos dedicamos a perpetuarnos como especie sin darnos apenas cuenta del exterminio. Como podemos vivir si pensamos. Como somos capaces de creer que disfrutamos. Esa playa no la contemplamos, ese árbol lo talamos, de la lluvia nos cobijamos, esa piedra la apartamos y esa mano la mordemos en beneficio propio. Fuegos fatuos sois.  Dejadme soñar porque vivo cada segundo que dura. Dejadme volar de un confín al otro del mundo porque soy libre. El sol me calienta, la lluvia me cala, el árbol alegra mi vista, la piedra señala mi camino, y rozar todas vuestras manos me apacigua. Dejadme morir, es más fácil que sobrevivir.



Luna llena de Octubre


Ahí estaba otra vez recorriendo el mismo camino, otra vez su sangre latiendo, sus sentidos todos alerta, al encuentro. Pero esa luna llena hoy se le antojaba extraña, incluso le asustaba si es que algo podía asustarle, volvieron a crujir las ramas bajo sus patas pero ahora parecían lamentos. Los sonidos que le acompañaban le sobresaltaban, hasta el vuelo de una lechuza le hizo dar un respingo. Algo no estaba bien, lo intuía. Era esta una luna especial, luna del cazador le llaman y él lo sabía. No le preocupaba, él no era una presa fácil, en todo caso era un cazador astuto, joven pero inteligente y fuerte. Que le preocupaba entonces?  Levantó la vista y vio el gran círculo brillante de la luna, tanto que ahí estaba iluminando su camino. Siguió avanzando buscando el claro para reunirse una vez más con ella. De pronto la noche se hizo más oscura, ahora notaba el suelo frío bajo sus patas mientras avanzaba. Los arboles ocultaban la luz de la luna. Su nariz no captaba su olor, pero tendría que estar cerca. Apuró el paso como un resorte, noto el gruñido que salía de su garganta como una advertencia del peligro que se acercaba ahora podía olerlo. Corrió como llevado por el diablo, no había notado el olor hasta ahora porque el viento soplaba hacia ellas. Eran los otros, esos que se sostenían sobre dos patas pero que no tenían magia como ella. El pelo de su lomo se erizó amenazador mientras sentía la humedad de la bruma en sus pulmones por el esfuerzo y el miedo. Se acercaban y llegarían antes de su transformación. Su pecho crujió desgarrándose, la escucho aullar.  El calor en su pecho creció y se imagino en el aire derribando a las criaturas. Cruzó el espeso bosque y apareció en el claro, se mezclaban el olor de la loba y los humanos.  Más no encontró rastro de ella.  Se subió a un pico rocoso,  contempló  la luna que ahora brillaba con fuerza y un aullido broto desde lo más profundo de su alma convirtiéndolo en dolor. Agachó su cabeza cansada y la vio bajo esa capa del color de la sangre. Su loba humana…

miércoles, 16 de octubre de 2013





Oscuridad.



Y todo se volvió oscuro,sintió el veneno galopar por sus venas.Se retorció su boca hasta parecer una extraña mueca. Surtía efecto la bebida sacada de raíces antiguas. Ahora salía de su cuerpo, el ritual de siempre y ya volaba hasta el infinito. La oscuridad seguía rodeándolo, se precipita hacia el suelo,alcanza a ver el fuego, con seres encorvados agachados a su alrededor,se tapan con una especie de pieles. Se comunican entre ellos pero no oye sus voces,antes de caer vuelve a elevarse y esta vez le ciega la luz.Son sombras alargadas las que intuye entre tanta claridad,se mecen y sollozan bajito, nota su boca reseca, pastosa. Los efectos de la bebida tal vez. Empieza a sentir que el aire no llega hasta sus pulmones, otra vez esa carrera alocada, ahora la arrastra en un remolino sin control, esas voces! Salen de su cabeza?. Ya no está tan seguro de si esta cuerdo o se estará volviendo loco. Gritan pidiendo ayuda pero no consigue entender,duda si será el quien la pide.Y entonces entre tanto grito mientras vuela dentro de ese torbellino de locura,acierta a ver sus rostros,casi todos se parecen, las mismas expresiones, el mismo sufrimiento y en todos ellos una única palabra en su boca....
Sueños..


Otros tiempos lejanos sin sentido alguno para existir en sus recuerdos, sin saber cuándo ni cómo había ocurrido. Eran sus noches sueños sin control, sin refugio, extraviado en pasajes pasados o extraños. Tierras áridas rojas, llenas de piedras, seres encorvados y huraños, con mirada inteligente aún sin saber cómo comunicarse leían en su mente o tal vez adivinase en sus ojos oscuros y llenos de sabiduría, o simplemente otro vuelo más? Quien sabe ya nada de lo que le pasaba tenía mucho sentido, llevaba volando tanto tiempo. Se sorprendía porque hacía mucho que no había vuelto. Y ahora todo volvía descontrolado, todo le parecía distinto, sabía que simplemente había perdido práctica. Recordó algo de sus ancestros, se ayudaban de algún líquido que ahora no recordaba, él tenía la ventaja de hacerlo sin necesidad de tomar nada, pero tal vez comprendería antes si lo hiciese. Otra vez arrastrado a otro momento,este no es tan antiguo, recuerda los arboles, sus frutas variadas llenas de aroma y color, y al otro lado un abismo, se siente empujado hacia él. Entonces siente miedo en su vuelo, hacia donde va, el sudor de su piel, como puede sentirlo si no lleva su cuerpo? Y ahí está el otro lado, ve el color del barro, el lodo esos seres tan distintos y tan iguales, peleándose enzarzados en un terrible abrazo mortal....otra vez vuela precipitándose contra el lecho de un rio, se ve lejos y profundo, vuela sin control hacia allí se hundirá en sus aguas y otra vez despertará en su cuerpo.Tal vez un día se pierda y no consiga llegar a tiempo..



Una extraña pareja.


Y apareció de la nada en medio de la noche, acercándose despacio , manso, jugando. Le gustaba como olisqueaba su piel. Como frotaba su hocico contra ella. La humedad y calidez  de su morro la hacía sentir en un estado hipnótico. Esos pequeños bocados suyos juguetones le proporcionaban placer, era un juego de ambos. Con cuidado ella se dejaba hacer, disfrutaba de tales juegos, se entretenía acariciando su pelaje,  ese que se le antojaba suave y hermoso. Un lobo solitario, eso era él. Y le gustaba tanto, hacía siglos que ella  había aceptado su condición de ave Fénix, singular criatura que representa el sol, que muere por la noche y renace por la mañana, que es consumido por su propio fuego cada 500 años para volver a resurgir de sus cenizas. Eso era ella, alguien que luchaba hasta la muerte y nacía de nuevo. Pero él era cálido, sin miedos, libre ya de fantasmas. Dueño del aire, del tiempo, del invierno del que tanto gustaba, maestro en el arte de la caza,  o eso respiraba ella. Le gusta mostrarse tal y como es, de forma salvaje, mostrar sus instintos. Pero ella sabe mantenerse en su sitio, a veces muestra incluso una actitud elevada casi divina, serena. Son siglos de entrenamiento de morir cada día para nacer al otro. Pero lo que él desconoce es que ella lo intuye, sabe lo que le gusta, sabe de sus duelos interminables, de cortejos y seducción. Sabe de sus fantasías complicadas de satisfacer, sabe de su lealtad que nada tiene que ver con fidelidad. Y a ella le encanta ese erotismo, ir descubriendo poco a poco donde le gusta ser acariciado, de ahí que se recree en su pelaje, el cuello, el lomo. Como pelea por su terreno, dominio o ser dominado. Pura espiritualidad, aunque a veces parezcan unos gran profanos….